Los parásitos externos

Se denominan así a las especies que consiguen alcanzar su madurez en la piel y anejos de nuestras mascotas o nosotros mismos. Muchos de estos parásitos, aunque sea por error pueden picarnos a nosotros.

Algunos como la pulga y la garrapata los solemos coger del suelo donde han anidado sus huevos pero, si tenemos una infestación masiva podemos tener huevos en los cojines y sofás de nuestra casa.

Tenemos que tener en cuenta que por cada pulga que vemos en nuestra mascota ha puesto 10 huevos en nuestra casa que eclosionarán y es muy difícil llevar un buen control si no controlamos el ambiente. Cambio de zona de paseo o limpieza del hogar.

 

Otros ectoparásitos son los mosquitos. Si bien el pelo protege en cierta medida a nuestros peludos de los mosquitos, lo cierto es que por lo ejemplo el flebótomo que transmite la Leishmania siente especial tropismo por los perros, por lo que es normal que reciban más picaduras que nosotros. Por eso es fundamental ponerles un buen repelente de mosquitos.

Y aquí vamos al punto siguiente.  NO TODOS LOS ANTIPARASITARIOS SON IGUALES.  No todos cubren todos. No a todos los animales les sientan bien todos. Algunos desarrollan alergias locales o se comen los collares o vomitan las pastillas. Por eso y sobre todo cara a verano recomendamos combinar varios de estos métodos antiparasitarios y tenerlos al día.

Porque protegerlos a ellos es protegernos a nosotros y sobre todo a nuestros hijos.

 

El peligro de una pulga, una garrapata o un mosquito, no termina en el picotazo, la infección o el picor que nos puede producir. Son vectores de otras enfermedades, algunas de ellas muy graves, y que pueden también afectar a los humanos. Ya se nos han olvidado pero el tifus y la peste se transmitían por pulgas.

 

Muchas de ellas estamos ya muy acostumbrados a nombrarlas en consulta. La enfermedad del mosquito, la leishmaniosis, más adelante dedicaremos un post solo a esta patología porque aunque no lo parezca son muchos los perros, gatos y humanos afectados por ella. Pero hay otras, la dirofilaria o gusano del corazón, le erlichiosis o la ricketssia transmitidas por garrapatas.

Por eso todo animal que haya tenido contacto con estos bichitos tan desagradables debería realizarse un test al tiempo para ver si ha podido contraer una enfermedad de este tipo. Es más, lo recomendable sería hacerlo una vez al año, aunque no hayamos visto nada porque a veces la parasitosis puede ser cosa de un día o una picadura. Incluso los animales vacunados de leishmaniosis, deberían hacerlo ya que la eficacia de la vacuna ronda el 80%.

Todas estas enfermedades cuanto antes se diagnostiquen mejor es su pronóstico.